Escena 1 - El aeropuerto

El avión aterrizó. Cuando se detuvo por completo me sentí tan aliviada... Eso de volar me daba muchos nervio. Bien, me daba miedo, pavor, horror. Suspire: al fin habíamos llegado, lo bueno era que el viaje no había durado tanto. No entendía cómo ese ataúd gigante de metal volaba, pero igual daba gracias de poder bajarme.

En una ocasión me dijo Break: "No se puede ocultar que eres Malkavian". Pensándolo bien, desde que llegué me han mirado raro, todo porque el asiento de un lado está ocupado por mi violín. Ellos no me dejaban tenerlo conmigo y no me sentía confiada de ponerlo en esos compartimientos con las otras maletas. Es demasiado preciado para mí como para tratarlo como una maleta más.

Me agradó la solución de Daniel, aunque las azafatas me miraron de forma extraña cuando le abroché el cinturon al estuche. La locura no se oculta tan fácil, irónicamente, la voz en mi cabeza se calló todo el viaje. En sus palabras: "¿volar? Qué aburrido, despiértame cuando lleguemos". Aunque después de un rato dejaron de verme así, debieron creer que era sólo una perosna extravagante de primera clase. Al menos así dijo una azafata.

No suelo escuchar otras conversaciones, pero me moría de aburrimiento yo sola, la película ya la había visto y la música mejor no la menciono. Desabroche mi cinturon, hice lo mismo con el violín. Al fin saldría de esa jaula de acero. Me sentía más tranquila cuando coloqué un pie en el aeropuerto. Aunque solo duró un momento. Al salir del pasillo me sentí algo pequeña.

Había tantas personas... bien, por partes. Necesito buscar mi maleta, de ahí buscar a la señorita Sofía. Bien, las maletas se recogen... no sé y tampoco sé cómo es Sofia. Al menos no recuerdo que Daniel me haya dicho cómo era ella. Solo sé que es...¿la señorita Sofía?. En ese momento estaba algo distraida, es su culpa ¿o mía?.

-"¡Hey! Ya llegamos, despierta, necesito ayuda" -suspiré pesadamente, buscando algún lugar o guardia a quien preguntar.

Me detuve en seco ante el comentario de la voz -"Daniel no nos abandono, nos dio un lugar a donde llegar, quien llegara por mi, arreglo las entrevistas"- pensé mientras hacia un ligero puchero, cruzándome de brazos, suspire y seguí mi recorrido.

Sonreí al ver la banda con las maletas, me quede pacientemente parada a un lado, tomando con ambas manos el estuche del violín mientras me balanceaba lentamente adelante y atrás, tarareando una canción. Tome las maletas, gracias que tenían ruedas, sino no sabría como llevarlas, aunque con el estuche sobre una jalando las dos. Espero encontrar a Sofia.

Paseando por el lugar, no esperaba que hubiese tiendas abiertas a estas horas, el lugar en verdad era imponente. -"no soy arquitecto así que no te sabría decir, a mi me gusta"- comente a la voz en mi cabeza. Mire en el hall las personas, esperaba que hubiera un letrero con mi nombre, alguien, no se. Bien esos guardias me miran extraño, si solo hable con mi voz en mi mente.

Mire a la curiosa chica detrás de todos, ladee la cabeza, no tenía mucho que perder probando, camine hacia ella pasando de largo a todos los demás en la sala, me acerque algo apenada, parándome frente a ella hice una ligera inclinación con la cabeza como saludo -buenas noches, disculpe, ¿Sofia?-

Al tenerla frente a mi, enderezo la cabeza. Parada derecha y mirándola a los ojos anuncio con orgullo -Así es.- en tono mas normal continuo -Tu debes ser Muroth Brunetti, buenas noches. Daniel me dijo que vendrías. Los amigos de Daniel son mis amigos también.- Miro a los costados para asegurarme de que nadie este lo suficientemente cerca como para escucharnos. –Mi nombre es Sofía Casanova, soy la primogénita del clan Toreador y voy a llevarte a mi Eliseo. La noche ya no es joven… mejor pongámonos en marcha.- Miro sus valijas, sin decir nada, hago una seña a un hombre con un carrito para que se acerque y luego le indico a Muroth -No creo que quieras cargar eso hasta mi auto- digo, indicando sus valijas con la mirada.
Me quedo quieta esperando a que el hombre del carrito se acerque.

Cuando estuve frente a ella me percate del peculiar brillo en sus ojos y de lo pálido de su piel. Le sonreí ante su afirmación. Los Toreador en verdad que saben hacerse notar, todos en la sala parecían haberse dado cuenta de la joven. Asentí con la cabeza cuando dijo mi nombre. El silencio aveces era bueno.

Me tomo por sorpresa un poco su afirmación de los amigos de Daniel. El jamás dijo que fuese su amiga, dijo contacto, ¿no?. La mire un poco desconfiada, no me agradan las contradicciones y después de Break menos -un gusto en conocerla- dije mientras soltaba las maletas, cargando solo mi violín, lo detuve con ambas manos frente a mi haciendo una ligera inclinación.

Mire al sujeto del carrito, al menos la voz me confirmo que no dijo amiga, me gire con Sofia -el violín, lo llevare yo- me acerque a ella tímidamente, susurrándole para que nadie mas escuchara -al señor Violín no le agrada estar lejos... ni tu- me aleje de ella sonriéndole de forma inocente, como si esas palabras no fueran mías -no le gustan los extraños- agregue con tono despreocupado mientras lo seguía abrazando y asentía con la cabeza ligeramente. Mire al señor de las maletas -con cuidado por favor- pedí amablemente.

Por un instante, miro desconcertada a Muroth. Pero en seguida recupero la compostura y la expresión de seguridad.
Superviso como el hombre acomoda las maletas y anuncio –Síganme, dejé mi auto estacionado muy cerca.- Luego, dirigiéndome a Muroth le digo –En el camino te diré lo que necesitas saber.

Ignorando las palabras del humano, miro a Muroth a la cara y le digo -Entra en el asiento del acompañante, tenemos mucho de que hablar en el camino.

No negare que la mirada de desconcierto de Sofia me trajo por un segundo la sensación de placer. Siempre debes cuidarte de lo que dirá un Malkavian, regla de oro. Lo bueno que Sofia no vio esa sonreía por darle la espalda para ver al señor de las valijas. Senti cierto orgullo cuando la voz me felicito. Esa excusa del violín me dejaba ver lo suficientemente insana como para salvarme de varias cosas, nadie sospecha de mi voz y mi maldición Malkav se hace presente.

Me giro sonriéndole con amabilidad, siento a su petición -sipi- respondo con cierto aire infantil, la seguí mientras miraba el suelo jugando a pisar solo líneas dando pasos grandes para poder hacerlo en ocasiones. Me detengo un segundo mirando las puertas eléctricas como si estas pudieran verme a mi, abrazo mi violín y cruzo las puertas sin mas. espere pacientemente balanceándome ligeramente adelante y atrás sujetando el estuche con ambas manos frente a mi.

-buenas noches señor, muchas gracias- le agradecí al señor alegremente mientras hacia un ademán con la mano como despedida. Al girarme suspiro al encontrarme de frente al rostro de Sofia -bien- murmure, bajando la mirada como niña regañada, me subo al asiento del copiloto, colocando el violín en mis piernas, haciendo un ligero puchero -"no dijo por favor, ignoro al señor y habla poco amable... ella no debe tener muchos amigos, espero que solo sea la primera impresión"- pensé, compartiendo mi opinión con la voz en mi cabeza.

Una vez que ambas estamos sentadas en el automóvil, lo enciendo y sin ponerme el cinturón inicio la marcha.
-Daniel me dijo que eras una joven inteligente, que sabias las tradiciones y las reglas de los Eliseos. Confío en la palabra de Daniel, de todos modos, te pondré al tanto de las reglas específicas de mi Eliseo. Al ser el Eliseo principal de la ciudad, a demás de estar prohibido el uso de disciplinas y cualquier tipo de pelea, es fundamental conservar las apariencias, no dar ninguna muestra de nuestra naturaleza y no hacer alarde de actitudes…- me detengo un segundo pensando en la palabra correcta –Excéntricas. Daniel me dijo que eso no seria un problema para ti. ¿Estamos de acuerdo?

El auto era lindo, no lo negaría. Solo que yo prefería las cosas mas sencillas, por dentro era bonito. Me agradaba ese aroma a lavanda, mire por la ventana aun en mi pose de niña regañada, con los brazos cruzados sobre el estuche del violín, con ese pequeño puchero y hundida ligeramente en el asiento.

Mire por la ventana el reflejo de Sofia mientras me hablaba. Sonreí por la forma en que me hablo y su duda al decir "excéntricas", se lo que quiere decir con eso. Me acomode en el asiento, colocándome bien en el, mirando hacía enfrente mientras miraba a Sofia con una sonrisa de medio lado -el señor violín promete que no dirá nada y si lo dice yo prometo no repetirlo- dije lentamente con tono amable.

Mire la ventana, mirando mi reflejo -pero es anormal que un Malkavian, actue normal- me reí en voz baja, para mirarla con una sonrisa -da mas miedo un Malkavian cuerdo que habla consciente de todo a uno que habla solo- coloque el dedo indice en mi mentón mirando hacia arriba -actuar normal- me encogí de hombros -puedo hacerlo, admito que me gusta jugar pero si debo ponerme seria, no queda mas- mi tono de voz parecía de los mas despreocupado, mire de nuevo la ventana con mi dedo indice haciendo figuras invisibles -pero no dejare el violín, es importante para mi, nunca me separo de el, espero eso no sea muy excéntrico- agregue en tono amable, a pesar de ser mas una advertencia de lo que haría a una petición.

-Me alegra que me entiendas. Daniel estaba en lo correcto. Tu actuar normal no molestara a nadie en mi Eliseo, te lo aseguro. Puedes llevar el violín a donde quieras… siempre y cuando se trate de un violín.- No pretendo detenerme en este punto ni cuestionar que lleva en el estuche, sigo hablando sin detenerme para que ella no sienta que debe darme una respuesta. -Por otro lado, veras que comportarte correctamente te traerá grandes ventajas para relacionarte con otros vástagos.- diciendo casi para mi misma concluyo –Todos salimos ganando.-
Dejo ver en mi rostro una sonrisa, realmente me produjo cierta satisfacción su respuesta.

Escuche atenta las palabras de Sofia, siempre mirándola desde el reflejo del cristal en la ventana. Deje escapar una ligera risa ante su comentario de que lo que llevo en el estuche es un violín. Aunque conociendo a algunos del clan, no era de extrañar que pensara eso. No me dio tiempo a dar mi opinión cuando siguió hablando.

Deboa dmitir que una sonrisa felina se formo en mi rostro ante la ultima afirmación de Sofia -señorita, ¿que ganaría usted?- pregunte con curiosidad aunque yo aun seguía como si nada mirando por la ventana paseando mi dedo indice por el frío cristal. La mire -no lo tome a mal, me ha dado curiosidad que haga esa afirmación- agregue con una linda sonrisa.

Desvío los ojos al horizonte un segundo y respondo -Seria una vergüenza para mi que mis invitados no se comporten como deben.- Giro la cabeza, miro a Muroth un segundo mientras le muestro una sonrisa y regreso la vista al frente -Pero se que no es algo de lo que deba preocuparme. Por cierto, Daniel no llegó a decirme quien es tu sire. ¿De quien se trata? ¿hace cuanto tiempo te abrazó?

Ladee la cabeza pensando en las palabras de Sofia -"Se que fue una respuesta extraña, pero creo que se que decirle, después de todo no miento si digo que soy la violinista de los sueño, como el Sombrerero me llamo... ademas soy Malkavian"- respondí a mi voz, ya antes había tenido que responder sobre esa pregunta -no me gusta ser una molestia, no la avergonzare- le sonreí amablemente.

Mordí mi labio inferior bajando la mirada al estuche del violín -en cuanto a mi sire... mi sire- repetí en voz baja por inercia. Tome aire para hablar pero me calle, repetí esa acción un par de veces. coloque mi mano en el mentón en pose pensativa -¿como lo explico?- dije en voz baja.

Sonreí de manera amplia mirándola entusiasmada -¿Has ido al país de las maravillas?, ¿Has visto danzar a las cartas?, ¿Has escuchado la risa del gato de Cheshire?- mi sonrisa se amplio aun mas -él es de ahí, ahí mora, ahí habita, ahí esta siempre- comente con voz alegre mientras reía en voz baja -él es el conejo que muestra el camino, él es el sombrerero que te da a beber, él es el gato que te dice siempre la verdad- mi sonrisa desapareció en un segundo -pero el no podía dejar el país de las maravillas y yo no me podía quedar- comente en tono triste.

-aunque- sonreí ligeramente -Daniel se hizo cargo de mi, porque mi sire no podía- busque entre los bolsillos de mi chaqueta, lo encontre en uno de los bolsillos, me gustaba traerlo, me había traído suerte o eso quería creer, lo saque con cuidado del bolso, extendiendo la mano para que Sofia pudiera verlo, era un pequeño gorro negro tejido a mano -es un regalo- susurre como si fuese un secreto -fue un regalo, para que me cuidara, me ha servido- agregue contenta regresando a una postura normal en mi asiento -es algo complicado que las personas entiendan eso- la mire con una sonrisa sincera -tu pareces una chica lista, se que tu si lo entenderás- agregue en tono amable, como si ese fuera un gran cumplido.

-¿Sabes?- Digo con una extraña expresión de agrado y confusión –Tal vez si podamos entendernos. Hay algo muy peculiar en ti, algo que te distingue de otros de tu clan, algo alentador. Es extraño, pero es tan fresco que... resulta atractivo. Cuéntame más de ti, cuando te fuiste del país de las maravillas? Fue hace mucho?

Me reí en voz baja por el comentario de la voz en mi cabeza -"no me hagas reír, va a creer que si estoy loca... si ya se, se lo digo a la voz en mi cabeza"- suspire. Me tomo al desprevenida la respuesta de Sofia -¿alentador?- repetí en voz baja tratando de encontrar algún significado que tal vez pasaba por alto.

Ladee mi cabeza mirándola,después mire hacia enfrente cruzándome de brazos y hundiéndome en el asiento -no me gusta hablar de mi, soy aburrida y perezosa para hacerlo- respondí de forma seca, aunque no me gusta dejar así a las personas suspire, mirando la ventana -el tiempo lo hace el hombre, el tiempo es relativo, incluso Alicia cuando fue paso días y en su mundo fueron unas horas- me encogí de hombros -en realidad siento que jamás lo he dejado, siempre va conmigo- sonreí al recordarlo -soy la violinista de los sueños una parte del país siempre va conmigo- me tome un momento para pensarlo -"pregunta cosas que no debemos decir, Daniel se las hubiera dicho... mmm.... ella es rara... y lo de atractivo me dio miedo e incomodo"- comente a la voz en mi cabeza.

-No me cabe dudas de que una parte del país de las maravillas este siempre a tu lado.- miro de reojo el estuche del violín -Las pocas palabras que me haz dicho de ti han sido encantadoras, llenas de magia. ¿Segura que no me quieres decir nada? Solo quiero conocerte un poco más.

Ladee la cabeza ante el comentario de Sofia, me cruce de brazos mirándola -pero... ya hable de mi- comente como si nada -me convirtieron, Daniel me cuido, ahora viajo tocando mi violín, soy aburrida- me queje haciendo un ligero puchero -no me gusta hablar de mi es tremendamente aburrido, pero te dije todo- la mire con cierta curiosidad -¿Hay algo mas que debería decir?- me tome un momento para pensar -¡ah! ya se... buscare trabajo cuando llegue, necesito un trabajo- me hundí en el sillón con desgano -debo hacerlo, no quiero que Daniel me pague todo- murmure, aunque lo decía mas para mi, que para Sofia.